Fue uno de los títulos más esperados por los muchos usuarios de la consola de SEGA en el momento de su lanzamiento (1994) puesto que la consola rival: Super Nintendo ya tenía en su catálogo un juego de la saga Dragon Ball Z con enorme éxito de ventas. Pero la balanza seguía desequilibrada a favor del "cerebro de la bestia" al sacar BANDAI la secuela del primer Dragon Ball Z con gráficos mejor definidos y mayor espectacularidad que la versión para Mega Drive.
A pesar de las diferencias técnicas, Dragon Ball Z Buyū Retsuden contaba con un apartado técnico bien acabado y una jugabilidad a la altura de las circunstancias que al menos en Europa lo convirtió en un éxito de ventas para la consola de 16 Bits más vendida del continente. El juego nunca apareció en América.
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